Cueva de la Sima o del Mármol  

DATOS

SITUACION

- Al igual que las cercanas cuevas de los Piojos, Muerto y Pastor, se encuentra al Oeste de la localidad de La Almunia de Doña Godina, en los alrededores del Alto de la Perdiz, (Sierra de Algairen) en el paraje de Las Cuevas Royas y dentro del termino municipal de la localidad de Ricla.

HISTORIA

- La primera descripción y plano de la cavidad la realiza el naturalista Longinos Navás en julio del año 1902, y constituye una de las primeras exploraciones a una cueva de la provincia con fines científicos. En esta incursión la cavidad es mencionada como La Cueva de la Sima de Ricla, siendo entonces su entrada una sima emplazada en el suelo de forma alargada y estrecha.

- Posteriormente se amplió la entrada a la sima, permitiendo el acceso horizontal y así poder ser empleada como cantera. De ella se extraían grandes bloques para ser utilizados como sillares en la construcción. Tambien, debido a su cómodo y fácil acceso, la cavidad era visitada por los campesinos para recoger el guano de los murciélagos con el fin de emplearlo como abono para sus campos.

- El primer grupo propiamente espeleológico que efectúa una incursión a la cavidad es el Grupo de Espeleología Martel de Zaragoza, que durante el año 1969 la recorre en diversas ocasiones. El mismo grupo publica su topografía en el año 1973.

OTROS DATOS

- Le debe su nombre al aspecto marmóreo de la roca, aunque en los archivos espeleológicos son conocidas como "la cueva de la Sima de Ricla", debido a que para entrar es necesario atravesar una estrecha y alargada grieta situada entre dos paredes rocosas, que dan acceso a la sala principal de la entrada.

- El recorrido por su interior no es difícil, ni peligroso. Aunque está sin señalizar, es imposible perderse.

- La cueva tiene un especial interés por las diversas especies de quirópteros que habitan en ella, como el Murciélago Grande de Herradura, el Murciélago de Cueva, el Murciélago Ratonero Gris y el Murciélago Ratonero Grande, por lo que el acceso a la misma esta restringido de noviembre a mayo.


Tanto los datos, como el plano topográfico de la cavidad, han sido obtenidos del excelente y recomendable libro, Cuevas y Simas de la Provincia de Zaragoza (año 2009)


FICHA TECNICA

PUNTO DE PARTIDA: Zona de descanso en las inmediaciones del puente del Cascajar (La Almunia de Doña Godina).

DISTANCIA TOTAL: 3'750 km.

TIEMPO INVERTIDO: 20 min. hasta la entrada de la cueva, más unos 30 o 40 min. en recorrer su interior.

DESNIVEL ACUMULADO: 154 m.

ESPELEOMETRIA: Desnivel: -27 m. Desarrollo: 180 m. Recorrido: 143 m.

COORDENADAS: N. 41º 28. 8978 - W. 001º 25. 6433

COMPONENTES: Jesús, Manuel y Fernando

CARTOGRAFIA: Fuente: www.ign.es


DESNIVELES

402 m. Zona de descanso
516 m. Mirador
529 m. Cueva de la Sima


ACCESO

- En nuestro caso partimos de Épila dirección La Almunia de Doña Godina, a la cual llegamos tras rebasar las localidades de Lucena de Jalón y Calatorao, cruzamos la población y salimos de ella siguiendo la antigua carretera N-II y tras el descenso que realiza la misma, cruzamos el puente del Cascajar, por donde discurre el río Grio, en el punto km. 268, tras el cual y a unos 150 m. adelante se halla a nuestra derecha una pequeña zona de descanso, donde dejamos el coche.


ITINERARIO A LA CUEVA

- Tomamos la pista de tierra que allí se encuentra, señalizada con un poste indicativo, con las indicaciones de: Cueva de la Sima, Ruta de los Azudes, Camino de las Conchas y Ricla.

- Enseguida giramos a la izquierda y avanzamos paralelo a la autovia, para llegar tras 2 min. de suave ascenso, al cruce que se dirige a la Ruta de los Azudes y Ricla, y que por mediación de un túnel, cruza la autovia.

- Dejamos a nuestra derecha el mencionado cruce y seguimos recto, iniciando ahora un fuerte repecho hasta alcanzar tras 13 min. un mirador situado a la derecha de la pista y que nos ofrece una gran panorámica de la comarca de Valdejalón, con las localidades de Ricla y La Almunia de Doña Godina, en primer termino.

- Obviando una pista que se encuentra enfrente del mirador, seguimos por la pista principal girando a la izquierda y separándonos definitivamente de la autovia. Ahora vamos llaneando y enseguida dejamos a nuestra derecha una difusa pista y tras rebasar la posterior curva, divisamos la alambrada que rodea la entrada de la cueva. Dejamos la pista principal y tomamos la de la izquierda, que en un corto y leve ascenso nos deposita en la puerta de la valla.


INCURSION A LA CUEVA

- Cruzamos la puerta de la valla que rodea su entrada y atravesamos la alargada grieta que nos da paso a la sala principal, donde podemos observar alguna curiosa formación. Desde esta primera antesala, la cavidad nos ofrece dos posibles continuaciones.

- Nos colocamos los frontales y con linterna en mano, nos internamos por la entrada de la derecha. La pendiente de los primeros metros es algo fuerte y el suelo es algo resbaladizo, pero no conlleva ningún peligro. Nos vamos acostumbrando a la oscuridad de la cueva y con la luz de linternas y frontales vamos admirando el brillo de los cristales de las rocas. Giramos a la izquierda para recorrer los metros que comunican con la entrada que teníamos al frente, en la sala principal y tras ello desandamos hasta llegar a donde habíamos girado a la izquierda, para hacerlo ahora a la derecha, internándonos en una gran sala, donde admiramos la altura de la misma, así como curiosas y bonitas formaciones. Al llegar al fondo podemos observar a pequeños murciélagos colgados del techo, que ni se inmutan ante nuestra presencia y nos internamos por una galería a la derecha que nos lleva de nuevo a la sala principal.

- Una vez en la sala principal, nos internamos ahora por la entrada de la izquierda, donde en su inicio observamos restos que hacen evidente que antes de la colocación de la valla que rodea la cueva, servia como refugio para el ganado. Enseguida encontramos interesantes formaciones de microcristales de calcita y nos internamos en un estrecho pasillo en forma de recodo que nos da acceso a la Gran sala, donde hay interesantes restos de estalactitas y estalagmitas, vamos avanzando por su lado derecho hasta el final, donde se encuentra otro espacio más pequeño en el que destaca una maciza columna de considerable tamaño. Aquí decidimos por un momento apagar linternas y frontales y estar en silencio, la oscuridad es total (mira que si nos quedáramos sin luz, dice un compañero y el otro comenta pues seria casi imposible de salir) y el silencio sepulcral. Tras volver a encender los frontales nos internamos por la entrada de una corta galería que nos devuelve a la Gran sala, y de aquí desandamos el camino hasta la sala de la entrada, que nos deposita en el exterior.