Barranco del Enebro  
Un buen amigo y guía de barrancos como yo, me propuso en la primavera de 1998 el abrir un barranco al que tenía echado el ojo; me sorprendió el sitio, Galayos, en la Sierra de Gredos. Haciendo memoria si recordaba el arroyo que se une al que baja por la Garganta de Galayos y es su primer afluente por la derecha, justo donde cae en su último salto para salir de la Apretura, la zona más estrecha de la garganta en la base de las paredes rocosas. Fue el 24/05/1998.
Galayos es conocido por sus agujas de roca granítica donde se puede practicar la escalada a todos los niveles. Yo siempre había subido allí para escalar, o ascender a la Mira 2343 m., pero como lo de los barrancos es una de las asignaturas de la montaña y si por ende la propuesta suponía una apertura, el grupo se lo tomó con interés.

COMO LLEGAR: Los Galayos son una fantástica linea de esbeltas agujas en la vertiente sur del Macizo Central de Gredos, la conocida sierra abulense.
Desde Madrid salimos por la N-V y a la altura de Alcorcón se toma la C-501, donde nos mantendremos por más de 100 km., hasta llegar a Arenas de San Pedro. Justo cuando la calle rodea el castillo de Arenas, está el desvío hacia Guisando. Pasaremos este bonito pueblo serrano y llegaremos hasta el final de la carretera en el monumento de la cabra. La senda principal sigue cauce arriba del río Pelayos, es la que nos interesa tomar. Pasada algo más de una hora y con las agujas empezando a definirse al fondo, se puede ver el arroyo o su cauce, que baja formando numerosas cascadas por la ladera contraria. Nuestro camino cruza el río principal un poco más arriba y continua subiendo haciendo una serie de lazadas; cuando llega a lo alto toma la dirección del refugio Victori, al pie del Torreón de los Galayos, nosotros tomaremos la dirección contraria para llegar al cauce.

EL DESCENSO: A fecha de hoy 11/2012, han pasado muchos años y no he vuelto a descenderlo. Me baso en las fotos que tomé en papel y la memoria. Recuerdo potente es que se puso a nevar cuando subíamos por las lazadas y como íbamos en camiseta, nos pusimos los meoprenos para calentarnos. Una vez en el cauce era cuestión de ir destrepando entre bloques más o menos grandes a medida que se iba definiendo el encajonamiento. Al llegar a los obstáculos poníamos alguna cinta provisional, he íbamos rapelando mientras que dos colocaban un seguro más definitivo, así nos fuimos turnando todos, del 3º rápel resulta que no tengo foto por estar dándole a la maza. Afortunadamente la nevada se calmó al poco de entrar a currar, pero las manos pasaron algo de frío y la niebla no levantó en todo el día.
Apenas tiene sitios llanos, baja muy rápido con destrepes entre bloques, rampas y rápeles, durante tres o cuatro horas. Nosotros encontramos agua, como las cumbres aún tenían nieve, estaba fría. En verano es un barranco seco, una alternativa para bajar desde el refugio Victori si no nos quedan fuerzas para escalar.
Al llegar a la confluencia de ríos, a media ladera alcanzamos el camino de bajada y llegamos al Nogal del Barranco en una hora, aunque con los neoprenos atados a la cintura.