Barranco de la Ollaza  

Este barranco situado muy cerca de Biescas, fuimos a reconocerlo por estar próximo al pueblito donde vivíamos, pedanía de Sabiñánigo Allué y no queríamos dejarlo pasar, pero las referencias que teníamos eran pocas y de palabra. A fecha de hoy, aún no estoy seguro del nombre, Betés es el pueblo más cercano y Cuasta el bco. propiamente dicho. El tipo de roca predominante es el flysch con sus curiosas formas.
Por si acaso nos llevamos material de instalación, pero no lo empleamos; eso sí, algunos de los rápeles tenían una identidad muy particular. Por otra parte el grupo de amigos era particularmente pintoresco, en una punta dos guías de barrancos y en la otra una joven que nunca había rapelado, pero como se portó con arrojo en una visita a una cueva, ni nos planteamos dejarla fuera en esa aventura, que realmente era de descubrimiento.

COMO LLEGAR:

El Valle de Tena es uno de los más importantes, entre los pirenaicos de Huesca. Comienza en Biescas y por carretera llega hasta el Puerto fronterizo del Portalet. A menos de 1 km. de Biescas está el cruce a la izq. hacia Aso de Sobremonte y Betés. Nosotros fuimos con dos furgonetas, pasamos el cruce y a setecientos metros hay un amplia explanada a la der. donde dejamos el primer vehículo. De hecho habremos pasado el lecho, posiblemente escondido bajo bloques de piedra, del cauce de agua que queremos descender.
La estrecha carretera sube fuerte, hasta que en la tercera curva de 180º a la izq. encontraremos una pista forestal. Como a pocos metros hay una barrera, es el lugar donde dejar el segundo vehículo. Por la pista caminaremos algo más de 2 km hasta llegar al puente que marca el inicio del descenso.
Si alguien conoce un camino desde el P1, que ataje sin problemas, hasta el puente del inicio, que lo comente en el foro general de P3000 y lo incorporaré a la descripción.

Para conocer la ruta desde vuestra ubicación
guía

EL DESCENSO:

Después del paseo ya apetecía meterse en el agua, pero el comienzo no fue tan relajado como en otras ocasiones, el lugar resbalaba y había un pequeño destrepe hasta la primera instalación, que podía suponer una caída de más de 10 m. Yo fui por delante, buscando el plano horizontal o el seco, monté el rápel y con sumo cuidado, a causa de algunas piedras sueltas, descendí. Para cuando uno tras otro, pudimos llegar hasta el fondo sin incidencias, la sensación fue relajándose y aumentando la autoestima del grupo.
En el primer tramo caminado nos tropezamos con un pobre jabalí, que no tubo el acierto de poder parar antes del borde. La tónica del progreso fue la misma, yo por delante buscando los anclajes, montando los rápeles y descendiendo el primero y Fernando controlando el descenso de los demás y recogiendo las cuerdas. Lo cierto es que no encontramos dificultades reseñables.
El último rápel es el más largo de unos 22 m., cuando continuamos andando, ya daba la impresión de que se abría y nuestras esperanzas de algún que otro paso deportivo de postre, se quedó en las ganas. El tramo de caminar hasta la carretera, fue más largo de lo esperado. El torrente de agua desapareció bajo las rocas del cauce y hubo que orientarse para salir por el camino más corto, que no es el que seguiría el agua. El valle lo divide en dos una loma y la ruta corta es la que deja a la der. el promontorio. Por una zona bastante llana y repleta de pequeños pinos se alcanza la carretera.