Barranco de la Hoz Somera  
El de La Hoz Somera es uno de los dos barrancos que conozco en Cuenca. Cuando tenía un Land Rover, en ocasiones me daba por meterme por las pistas de la serranías de Cuenca y en una ocasión aparecimos en Santa Cristina, apenas una decena de casas por encima del río Guadiela y situado a unos cuantos kilómetros en cualquier dirección de la primera carretera asfaltada.
Charlando con un lugareño, nos dijo que a veces iba gente con trajes de goma que salían desde el Guadiela, habiendo pasado por unos cortados en la Hoz Somera ????, ¡TRAJES DE GOMA!, probablemente quería decir neoprenos de barrancos.
Así bajamos al Guadiela y fuimos remontando por dentro de la Hoz de Tragavivos, hasta encontrar el afluente. Se puede ir superando los resaltes hasta llegar al primer rápel que realizaríamos después, donde el terreno ya nos cortó el paso. Estaba claro, había que volver para descender ese descubrimiento. Santa Cristina tenía aún otra sorpresa, la cueva del Becerro, que también visitamos.

COMO LLEGAR: Desde Guadalajara tomamos la N-320 hacia el este hasta Cañaveras, donde seguimos por la Cm-310 hacia Villaconejos de Trabaque y continuamos por Priego, circulamos por sus hoces hasta Cañamares. Entre Cañamares y Cañizares está el puerto de Monsaete y un túnel que lo evita, nada más pasar el km 34, hay una ancha salida por pista a la izq., practicable con coche, aunque en tramos bacheada. Se llega junto al Guadiela, pero no hay que cruzarlo hasta llegar a una central eléctrica y un estrecho puente. Una buena rampa y se llega a Santa Cristina. Podemos aparcar allí mismo o continuar hasta un cruce, el de la pista de sale hacia Alcantud, donde hay un amplio espacio de pradera. Nosotros entramos por una pista y salimos por la otra.
Una vez pertrechados con los archiperres de barrancos empezamos con la caminata dirección el Puente de las Tobillas, indicado en el poste del cruce, ascende durante un buen tramo, en la primera oportunidad tomaremos el carril de la derecha que nos acerca al río. Cuando ya podemos escucharlo, a la derecha sale una senda junto a un árbol triple, marcado con un hito. Entonces continuamos arroyo abajo, cruzándolo varias veces hasta un punto donde prácticamente ya apetece meterse en el agua. Más o menos una hora desde el coche.

EL DESCENSO: Nosotros llevamos dos cuerdas y nos sobró con una de 25 m. Como es caliza resbala muy poco, a destacar las curiosas formaciones, como las lenguas de vaca, que le dan un carácter atractivo a cada rápel. Hay posibilidad de saltos, pero solo si se es fino, no es simplemente dejarse caer. Las instalaciones son dobles y en buen estado. La zona de oscuros da lugar a buscar por todos los rincones posibles pasos y si nos atrevemos, afrontar el sifón; paso de apenas un metro, que al meter la cabeza en el agua, se ve claramente; con gafas de buceo no tiene mayor problema.
Cuando la última vez llegamos al Guadiela, no parecía tener la corriente de otras veces, en que bajamos dejándonos llevar por el agua y tocó andar, por dentro o fuera del cauce, hasta encontrar uno de los grandes remansos, donde saltamos al agua y entonces nadar un rato de espaldas, mirando los impresionantes paredones de la Hoz de Tragavivos. En cualquier momento que dejemos el cauce por la derecha, se encuentra la estrecha senda que nos llevará al pueblo.