432 montañeros on-line
(11,288 montañeros registrados)
"La primera web con los 215 tresmiles descritos por sus usuarios"
(11,288 montañeros registrados)
"La primera web con los 215 tresmiles descritos por sus usuarios"
|
Librería
80 recorreguts pels Parcs Nacionals dels Pirineus
Cossetània
19,50 €
Sobrarbe
Prames
8,00 €
- Hora de salida: 7
- Hora de llegada: 21
- Meteorología: Mixto
- Dificultad: Bastante facil
- Días: 2
- Tipo: Ascensión
- Gps: Sin fichero GPS
- Ver panorámicas
Vignemale (Comachibosa o Pique Longue) (3298 metros)
1ª Jornada: Pont d'Espagne (1.480m.) -> 45' - Lago de Gaube (1.725m.) - >2:15h. - Refugio Oulettes de Gaube (2.151m.) - Total 3 h.
Desnivel: - Ascendente, 671 m.
2ª Jornada: Refugio de Oulettes (2.151m.) ?>2 h. - Hourquette d?Ossue (2.734m.) ->4 h. - Garganta del glaciar (2465m.) - Glaciar de Ossue (2.885m.) - Pique Longue (3.298m.)->3:30h. Refugio de Baysellance (2.651m.)->2h. Refugio des Oulettes->2:45h. Pont d'Espagne. - Total 14:15 h. el recorrido del día, incluyendo todas las paradas.
Desnivel acumulado: - Ascendente, 1.600 m.
- Descendente, 2.271 m.
Componentes:
Andrés, Dani, Juan Mari, Lourdes, Jorge, Carlos, Ángel, Matilde.
Descripción:
Llevábamos algún tiempo pensando subir a Vignemale desde que nos lo propuso Juan Mari el verano de 2004, tras llevarnos al Aneto, pues le habían comentado que era una bonita ascensión y que el paso del glaciar era más interesante que en el Aneto.
Entonces ninguno sabía mucho de aquel pico y como sería el glaciar que había que atravesar para alcanzarlo. En los dos años siguientes al final lo fuimos descartando por uno u otro motivo. Pero, al comenzar este año, empezamos a pensar en serio en hacerlo este verano. Ya desde que Juan Mari lo propusiera habíamos buscado información sobre el tema, principalmente en esta página de Pirineos 3000, creo que he visto todas las descripciones que hay colgadas y también todas las fotos que he encontrado. Desde que vimos las fotos de la cara norte del macizo desde Oulettes de Gaube, supimos que no podíamos perdérnoslo.
En cuanto decidimos las fechas, para que todos pudiéramos cuadrar las vacaciones en nuestros respectivos trabajos, hicimos la reserva en el refugio de Oulettes para el 16 de agosto (algo más de dos meses antes, para no quedarnos sin plaza). A primeros de agosto volvimos a llamar a confirmar, nos advirtieron que debíamos llegar antes de las 6 de la tarde para que nos reservaran la cena, y en este sentido no hemos tenido el más mínimo problema.
Para nosotros el mayor problema es el largo viaje en coche que tenemos cada vez que nos proponemos ir a Pirineos y la forma de organizarnos con los distintos horarios en los trabajos. Sabíamos que no podíamos salir hasta el día 15 a medio día, por lo que decidimos dormir ese día en Sabiñánigo, para estar cerca de la frontera y al otro día llegar pronto al Pont d?Espagne y tener suficiente tiempo para no llegar muy tarde al refugio.
Al fin pudimos salir el día 15 de agosto, desde Navarredonda de Gredos y Barco de Ávila, después de las 12. Tuvimos que pasar por Salamanca para recoger a Lourdes y luego por Burgos donde se unió Juan Mari. Llegamos a Sabiñánigo después de las 9, por suerte en el albergue ya estaban avisados de que llegaríamos sobre esa hora y nos esperaron. Nos alojamos esa noche en el ?Albergue Pirenarium? que está bastante bien; es un edificio antiguo bastante grande, que han restaurado y adaptado para recibir grupos, con buenas instalaciones; programan también cursos y talleres. Las habitaciones más pequeñas son de diez plazas (5 literas) y nos dejaron una para nosotros; los baños son comunes. Pudimos comernos nuestra cena en una sala con televisión que haya al lado de la recepción. Dormimos bastante a gusto y al otro día, tras la ducha y un buen desayuno nos pusimos en camino a eso de las 10 de la mañana. Esperábamos mal tiempo, pero el día amaneció estupendo y sin una nube. El encargado del albergue, Jesús, es un señor muy amable y nos comentó que en Sabiñánigo daban buen tiempo hasta el domingo, lo que nos animó bastante.
Pero la cosa cambió al llegar a la frontera. Ya antes de llegar al Portalet aparecieron las nubes y desde que coronamos el puerto estaba totalmente cubierto de una nubosidad bastante baja y espesa, de forma que no veíamos nada del paisaje. Llegando a Laruns, donde estaba cubierto pero sin niebla, decidimos tomar la carretera por el Col d? Aubisque. Efectivamente cuando llegamos ya a cierta altura nos metimos en la niebla de nuevo y fuimos todo el camino detrás de alguna caravana (a penas circulaban otros vehículos que no fueran autocaravanas), por lo que fuimos bastante despacio y sin poder disfrutar de las vistas tan estupendas que debe de haber.
Llegamos al Pont d?Espagne al fin, a la una estábamos en el aparcamiento, donde nos preparamos y estuvimos comiendo los bocatas. Echamos un vistazo para ver por donde salía el camino hacia el Lago de Gaube y de donde salía el telesilla. Decidimos no coger el telecabina, pues es poco lo que ahorras con él, pero si el telesilla, hasta el que había que andar unos 600 m. Sobre las dos nos pusimos en marcha. A unos 200 m. encontramos el desvío que te lleva andando hasta el Lago de Gaube, salvando en un zig-zag un desnivel de algo más de 200 m.; Ángel y Juan Mari decidieron subir hasta el lago andando, los demás nos fuimos tranquilamente hasta el telesilla, para no empezar tan pronto a quemar energías que nos harían falta al día siguiente. Fuimos muy tranquilitos, viendo las bonitas cascadas y haciendo las correspondientes fotos, por lo que tardamos una hora hasta rodear el lago. Después de rodear el lago de Gaube, cuando pensamos parar a esperarles, Ángel y Juan Mari ya estaban allí, habían tardado menos que el resto. Fue una pena que estuviera nublado y no pudiéramos ver la estupenda vista que hay desde el lago hacía el macizo al fondo. Pensamos que lo podríamos ver a la vuelta, al día siguiente, pero estuvo más nublado si cabe.
Subíamos al refugio de Oulettes de Gaube con serias dudas sobre lo que podríamos hacer al día siguiente. Incluso estuvo lloviendo por el camino, hasta que remontamos la cascada de Esploumousse, donde hay un cartel que señala que estamos a 1.949 m. A partir de aquí había niebla, pero al menos ya no llovía. El camino está muy bien trazado, y lo seguimos sin problemas a pesar de la niebla. Llegamos al refugio a las cinco y nos alegramos al comprobar que teníamos nuestras ocho plazas reservadas, pues habíamos leído que en alguna ocasión, al llegar al refugio habiendo reservado, se encontraron sin plaza. Tuvimos tiempo de instalarnos en nuestras literas y prepararlo todo para el día siguiente, antes de cenar a las 7. La cena en el refugio fue bastante buena. Como éramos un grupo de 8, según nos dijeron teníamos rebaja por grupo y nos cobraron 35 ? por persona la pensión completa. Con la tarjeta de federado el descuento es algo mayor, pero en nuestro grupo no todos estaban federados en Montaña.
La niebla nos tenía bastante desanimados, no podíamos ver la esperada cara norte de Vignemale desde el refugio, que tantas veces habíamos visto en fotografía. Pero nos animaba que la previsión para el día siguiente era mejor, levantando la niebla y disipándose ?la mer de nuages? a medida que avanzara la jornada, con tiempo agradable el resto del día. Pensábamos madrugar más, pero decidimos desayunar a las 6.30 al día siguiente, debido al mal tiempo. Cuando nos levantamos todo seguía igual de nublado. Al final no empezamos a andar hasta las 7.30. Como nosotros, el resto de los que habían pasado allí la noche para subir al día siguiente, tenía muy serias dudas, pero confiando en las previsiones nos pusimos todos en camino. Creo que aunque no nos conociéramos unos a otros nos dábamos cierto ?apoyo moral? para al menos intentarlo. Era frustrante no ver la fabulosa vista de la cara norte de Vignemale que hay desde Oulettes de Gaube, pero el camino se seguía perfectamente y pensamos que al menos hasta Bayssellance no íbamos a tener problemas; luego ya veríamos. Nos animaba ver que se podía apreciar cierta claridad del sol en la niebla.
Y al final las previsiones se cumplieron. Poco antes de llegar a la altura donde está el desvío al Col d?Arraille, la niebla empezó a aclararse y empezamos a poder ver la silueta de la cara norte del macizo iluminada por el sol. Todos los que íbamos subiendo paramos a hacer las primeras fotos del Vignemale tras la niebla. A las 9 ya estábamos en la Ourquette d?Ossue, con un precioso día soleado; se veía también totalmente despejado el refugio de Bayssellance. Bajamos hasta él y había un estupenda vista del mar de nubes al fondo, del que surgía nítida la silueta de la cuerda desde los Astazus hasta los Gabietos, incluso se podían apreciar las cumbres del Cilindro y de Monte Perdido. Estuvimos un rato disfrutando de la vista y haciendo las correspondientes fotos.
Continuamos bajando por el zig-zag que marca el GR-10 hacia el valle de Ossue, la bajada es bastante pendiente y en unos 10 minutos encontramos el desvío a la derecha del camino por el que comenzamos a andar hacia el glaciar de Ossue, que ya empezaba a verse. Pero tras avanzar un poco tuvimos que dar la vuelta, pues los que iban delante dijeron que el camino acababa y que no había paso. Tuvimos entonces que seguir bajando otro buen trecho, hasta que comenzamos a remontar por la garganta de desagüe del glaciar. El desnivel en esta bajada era bastante pronunciado, igual que la subida remontando la garganta. Cuando luego en casa miramos el mapa, nos dimos cuenta de que habíamos llegado prácticamente a la altura en que están las cuevas del Bellevue. Pero nos habíamos equivocado, pues sí que había paso donde dimos la vuelta y nos habríamos ahorrado un buen esfuerzo, ya que remontar la garganta fue la subida más fuerte que hicimos en todo el día. Lo que sucede es que el camino que se ve claramente llega a una zona de roca, en la que parece que se corta de golpe y desaparece, pero si que hay paso aunque estrecho. A la vuelta, según bajábamos desde el glaciar, si que se ve perfectamente este paso y la continuación del camino.
Tuvimos que ir totalmente a la izquierda antes de entrar en el glaciar, para cogerlo justo por debajo del Montferrat, pues el resto del borde del glaciar se veía bastante mal, con muchas grietas y grandes huecos bajo el hielo. Vimos dos personas que bajaban por la parte central y no hacían más que dar vueltas de grieta en grieta, sin encontrar paso para salir.
Nos pusimos los crampones y comenzamos la subida del principio del glaciar, que es sin duda lo más complicado. El comienzo era hielo de superficie lisa y sin huella, con grietas y zonas donde se veían los huecos y correr el agua por debajo. Además el problema era que todos los que subíamos nos agrupamos en el mismo punto pues la zona de paso era muy estrecha y teníamos que ir pisando donde había pisado el anterior prácticamente. Además había algunas personas que también bajaban al mismo tiempo. Una mujer se puso a bajar hacia atrás y le hacía indicaciones a su compañero de que hiciera lo mismo que ella, al tiempo que los demás subíamos. Al llegar a mi altura tuve que inclinarme a la derecha para que pasara y no me hizo ninguna gracia. La verdad es que pasé algo de miedo cuando la vi venir hacia mí de espaldas, tuve que pararme y orillarme como pude para dejarla paso sujetándome bien con el piolet; en ese momento pasé algo de miedo, pues pensé que si por casualidad hacía un mal apoyo y resbalaba un poquito, iba a arrastrar a toda la fila de los que subíamos. Por suerte el hombre fue mucho más sensato que su acompañante y esperó a que los demás termináramos la subida por esa zona, para bajar luego él tranquilamente.
Superado este primer tramo de entrada al glaciar llegamos ya a la zona donde se gira a la derecha para ascender la media ladera, ya con una buena huella por la que avanzar. A partir de aquí ya no hubo problemas, llegamos hasta el Plateau glaciar y después hasta la base de la Pique Longue. Hacia un día estupendo muy claro y despejado, sin calor y también sin viento que nos permitía contemplar unas vistas espléndidas, casi no lo podíamos creer después del tiempo del día anterior.
Al llegar al final del glaciar nos quitamos los crampones y buscamos un sitio lo más resguardado posible de las piedras que caen por los que están subiendo a la cumbre, donde reponer algo de líquido y energía para el empujón final y dejar allí las mochilas. Nos habían comentado que la última trepada podía ser delicada, y que es preferible ir encordados. Pero decidimos no hacerlo, pues tampoco tenemos mucha experiencia y casi todos los que subían iban sin encordar. Sí que vimos algún guía que llevaba encordados a sus clientes y una pareja con dos niños de no más de 8 y 10 años, que por supuesto los llevaban bien asegurados.
No encontramos que la trepada final fuera especialmente difícil. Es cierto que hay que subir agarrándose con las manos, pero haciendo un zig-zag por la izquierda (zona en que la Piedra se ve más rojiza), se sube sin demasiados problemas. Lo único es que hay que tener cuidado pues el piso es de piedras sueltas y hay que procurar pisar aquellas que no vayan a desprenderse y caer encima de los que vienen por detrás o están abajo esperando. Cada vea que alguien desprendía alguna avisaba al grito de ?PIEDRA?.
A la una y media estábamos en la cumbre. Habíamos tardado justo seis horas desde que empezamos a andar. La vista es sin duda espectacular e incomparable. Yo nunca había llegado a la cima de un ?tresmil?, pero los que habían estado en Monte Perdido y el Aneto decían que era la vista más bonita de las que había tenido hasta la fecha, mucho mejor que desde Monte Perdido sin duda y también que desde el Aneto. La verdad es que ayudaba bastante el día tan claro y despejado, con el mar de nubes en algunos de los valles. Yo estaba muy emocionada, creo que todavía no he acabado de creérmelo. Realmente creo que es una vista impresionante para cualquiera; se distinguen perfectamente gran cantidad de cumbres de Pirineos. También se ven perfectamente, desde el plateau glaciar, las cuevas del Conde Russell, excavadas en las faldas del Pique Longue y Clot de la Hount.
Tras estar un buen rato disfrutando de la cima y hacer las correspondientes fotos, comenzamos a bajar algo después de las dos. Pensábamos comer antes de atravesar otra vez el glaciar de vuelta, pero decidimos seguir y parar a comer cuando lo hubiéramos pasado. Así lo hicimos y comimos tranquilamente después de quitarnos los crampones. Ahora si que invertimos casi una hora en comer y descansar. Ahora se veía claramente el camino que no habíamos tomado al venir y por supuesto lo seguimos, ahorrándonos un buen trecho. Llegamos a Bayssellance a las 5, donde hicimos otra parada pues seguía un día espléndido y allí se estaba de maravilla. Nos dio mucha envidia un grupo de Alcoi, de los que subieron al tiempo que nosotros, que eran también ocho y se quedaban esa noche en Bayssellance; hacia tan bueno y se estaba allí tan bien que lo cierto es que habría sido estupendo quedarse, aunque por lo visto la comida en este refugio no es tan buena como en el de Oulettes. Tuvimos que seguir bajando, sin para mucho pues nos quedaba un buen trecho aún. La vuelta se hizo muy larga al final.
Seguimos la subida a la Hourquette d?Ossue y en el descenso hacia el refugio de Oulettes volvimos a entrar el la niebla. Ya estuvo totalmente cubierto otra vez hasta el Pont d?Espagne. Teníamos que llegar esa noche a dormir en Gavarnie, por lo que seguimos de un tirón, parando sólo en el refugio para recoger la parte de las mochilas que no llevamos en la ascensión (sacos, etc.). Cuando salimos ya eran las 7. Seguimos lo más rápido posible, aunque ya algo cansados hasta el Pont d?Espagne, donde llegamos pasadas las nueve y media, cuando ya se había hecho de noche. Sobre todo la última parte del camino, desde el lago de Gaube hasta el aparcamiento se nos hizo muy larga, cuando ya anochecía y las condiciones físicas estaban bastante mermadas. Tras cambiarnos las botas y recolocar las mochilas y el material en el coche, nos pusimos en camino hacia Gavarnie. En Cauterets nos despistamos un poco del camino, pues había fiestas y la calle por la que teníamos que pasar estaba cortada.
Al final llegamos a Gavarnie pasadas las 11. En el refugio de Grange de Holle nos habían dejado escrito cual era nuestra habitación, con indicaciones en las puertas por donde teníamos que pasar hasta llegar a ella. Esto fue posible gracias a que el guarda del refugio de Oulettes, que es cierto que habla español ?De puta madre? (como dice en el cartel que tiene colocado en la ventanilla del refugio donde te recibe), se apiadó de nosotros cuando le dijimos que teníamos la reserva en el refugio de Grange de Holle, por lo que no podríamos quedarnos allí a pasar al noche, como él pensaba que debíamos hacer. Desde luego nos habríamos quedado de muy buena gana, pero como queríamos ir al Circo de Gavarnie y al Taillón los días siguientes, ya habíamos reservado en Grange de Holle y estábamos bastante preocupados pues era muy tarde y el móvil no tenía cobertura para poder avisar. Fue el guarda quien llamó por teléfono al refugio de Grange de Holle, para decir que íbamos a llegar muy tarde, pues eran las 7 y todavía estábamos allí. Lo cierto es que el hombre fue muy amable, aunque no nos evitamos la ?regañina? al día siguiente por no haber llegado a la cena que nos habían preparado y tuvieron que tirar.
En total ese día estuvimos más de 14 horas de marcha, que fueron especialmente duras para Andrés, que sólo tiene 12 años, pero que a pesar de alguna pájara, aguantó perfectamente hasta el final. Pero es que Andrés es un montañero estupendo, acostumbrado a andar por la Sierra de Gredos desde muy pequeño. Con 10 años subió a Monte Perdido, al año siguiente al Cilindro, y este año a Vignemale. Además de Andrés, alguno que otro más también bajó machacado, Daniel por ejemplo, sufrió una buena tiritera en el rato que paramos en el Lago de Gaube a tomar un zumo y galletas. No tiritaba tanto por el frío, como por la pérdida de sales, sobre todo potasio, que producen estos síntomas. Después de un batido de vainilla y algo de fruta, se recuperó sin problemas. Lourdes además tenía unas buenas ampollas en los pies, por lo que el final de la bajada lo pasó también mal. Los demás tampoco estábamos para muchas bromas.
Pero lo cierto es que los ocho disfrutamos muchísimo, estábamos plenamente satisfechos y con la sensación de que mereció la pena y no lo cambiaríamos por nada. Aunque si otra vez lo repetimos otra vez, nos organizaremos algo mejor. Por ejemplo, lo mejor hubiera sido dejar uno de los coches en el embalse de Ossue y bajar por este valle a la vuelta hasta Gavarnie, luego al otro día ya podríamos recoger el otro coche en el Pont d?Espagne. Lo podríamos haber hecho, pero con las dudas por el mal tiempo y el no conocer aquella zona, no nos atrevimos al final. Ahora ya lo tenemos claro.