Cerbillona  (3247 metros)
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Segunda parte del recorrido por varias cimas del circo de Ossoue desde la Punta Chausenque al Montferrat, pasando de largo el Clot de la Hount y la Pique Longue. La tarde anterior habíamos subido a última hora al Pequeño Vignemale, tras dejar las tiendas junto al refugio de Baysellance para pasar la noche. En este segundo día hemos dejado parte del peso de las mochilas al pie del glaciar y subido ya a la Punta Chausenque y al Pitón Carré (descritos en ?Punta Chausenque?), con la intención de llegar hasta el Montferrat y luego bajar ya hasta el coche en la presa de Ossoue.

Este planteamiento permite recorrer todas las cumbres del circo glaciar evitando su parte más difícil: el descenso de la arista W del Petit Vignemale hasta el Col des Glaciers, que incluye un destrepe o rápel de 15 metros por un diedro vertical (III) y alarga considerablemente la jornada. La continuación a partir del Montferrat hacia el Tapou, ya por fuera del circo, volvería a presentar dificultades del mismo nivel (III) y por roca mucho más descompuesta. Dejamos pues también el Tapou para intentarlo algún día por su vía normal desde la cabaña de Lourdes en la Vallée de la Canau, a la que se accede desde Bujaruelo por el collado de Bernatuara.

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Nos encontramos al pie de la trepada a la Pique Longue, muy concurrida hoy, y que hemos decidido sobre la marcha pasar de largo para ahorrar tiempo y energía, sustituyéndola por un intento a la aguja SW del Cerbillona, una cima que por sus características nos resulta casi igual de tentadora. Sabemos que se trata de uno de los pocos tresmiles del Pirineo a los que normalmente se llega bajando, perdiendo 200 metros de desnivel a partir de la cumbre principal del Cerbillona. La aguja SW se asoma directamente sobre el valle del Ara rematando un espolón que tiene una pequeña depresión antes de llegar a ella, lo que le confiere ?oficialmente? la categoría de cima.

Antes de ello, y sin necesidad de volvernos a calzar los crampones gracias a la suave pendiente de la parte alta del circo, visitamos las cuevas de Russell. Excavadas en la roca casi a ras del glaciar (o algo más altas en verano), pueden verse desde lejos en la base del espolón que se eleva hacia el Clot de la Hount desde el Col de Cerbillona. En una ascensión anterior al Vignemale no lo hicimos por cuestiones de horario, pero hoy podemos entrar fácilmente en la más baja de las tres, que tiene el suelo cubierto de nieve. Dos pies de vela permanecen en un estante tallado en la pared del fondo, y a su izquierda, todavía puede leerse ?Villa Russell? pintado en gruesas letras rojas.

Entre las cuevas y el collado de Cerbillona, la rimaya ha empezado ya a abrirse y resquebrajarse un poco, por lo que conviene no andar muy cerca de ella. Almorzamos en el collado ante una de las panorámicas imprescindibles del Pirineo central, protegidos por un círculo de piedras para bivac de un viento molesto aunque no demasiado fuerte que nos está acompañando todo el día. Con la familiar visión del valle del Ara a nuestros pies y de las montañas de Panticosa al otro lado, no dejamos de pensar en el enorme rodeo por carretera necesario para acceder al macizo por su parte francesa. Qué lejos de la civilización queda el Vignemale, se venga por donde se venga, afortunadamente.

Pero seguimos la marcha, que en un corto y fácil paseo nos lleva hasta la cima del Cerbillona y una vez aquí, sin pensárnoslo dos veces, dejamos las mochilas a cargo de Fernando, que no disfruta mucho en los recorridos aéreos, y empezamos a perder altura hacia valle del Ara.

Está claro que en la montaña es mejor no improvisar. Al no tener previsto este ?suplemento?, nuestra única guía es la intuición. No hemos analizado previamente imágenes ni reseñas, y no es lo mismo descender 200 metros por una loma que por este terreno inclinado y descompuesto, con promontorios irregulares que no te dejan ver lo que viene por debajo. Hemos creído ver la aguja allá abajo y empezamos a seguir unos hitos, cada vez menos claros, que van en la misma dirección, salvando un profundo barranco que dejamos a nuestra derecha, hasta caer en la cuenta de que estamos bajando mal desde el principio, en dirección a la parte alta del corredor de la Moskowa. En el nevero que hay al pie de la chimenea de esta clásica vía, podemos ver cómo desciende un grupo de personas muy numeroso para lo que suele ser habitual en ella.

Suponemos que el espolón al que hemos apuntado no es el SW sino el Sur, interrumpido por la chimenea de la Moskowa y que no termina en ninguna cima. Mirando luego el mapa, reseñas y algunas fotos lejanas del macizo, vemos que ambos espolones se encuentran en efecto separados por un barranco que debimos dejar a nuestra izquierda, no a la derecha?

Pero en fin, ya hemos quemado todos los cartuchos en estos 70 ú 80 metros de bajada con algunos vaivenes en flanqueo, intentaremos aprender de lo investigado para la próxima vez. Por el momento no podremos decir a nadie al hablar del tema ?Por cierto, tú no tendrás la aguja SW del Cerbillona, ¿verdad??. Nos está bien empleado, por tener unas motivaciones tan indignas. Volvemos pues a la cima a por las mochilas y seguimos el paseo a través del Col de Lady Lister hasta el Pico Central, antes de seguir la cresta sobre la marmolera hacia el Montferrat, aérea pero por al menos mucho más evidente?

(sigue en Montferrat)