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Suscribirse al canal contenidos Ascensión a el Aneto (3404 m) por julian -- 14/10/2006
Vía: (Normal por el Portillón Superior) --
(18548 visitas)
  • Hora de salida: 6
  • Hora de llegada: 19
  • Meteorología: Sol
  • Dificultad: Bastante facil
  • Días: 1
  • Tipo: Ascensión
  • Gps: Descargar
  • Ver panorámicas
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Aneto  (3404 metros)
Itinerario de subida (verde) y bajada (rojo)
Itinerario de subida (verde) y bajada (rojo)

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ANETO 2006. UNA DESCRIPCIÓN SUBJETIVA

Nota: el track corresponde al itinerario de bajada, más 'correcto'.

Tal como está el tema de la responsabilidad de los guías amateurs voluntarios ?el otro día lo leía en el foro de pirineos3000-, esto de incluir a un año vista el Aneto entre las actividades programadas del club para celebrar su aniversario sólo pudimos discurrirlo después de un par de cervezas como mínimo, y una o dos antes de empezar a hacer planes para el Cervino, el Aconcagua y la Marató i Mitja de Castellón a Peñagolosa, yo desde luego no fui?

Y además para el puente del Pilar, a mitad del caprichoso octubre: ¿habrá mucha nieve?, ¿dura o blanda?, ¿nos sabremos poner los crampones? en caso de que tengamos suficientes?, ¿se apuntarán socios con bastante más ilusión que facultades?, ¿preguntará alguien eso de si tú crees que yo podré?, ¿por La Besurta o por Coronas?, ¿en autobús o en coches?... Menudo empandullo, menos mal que en Benasque siempre hay un plan B y uno C, ojalá llueva?

Jodo -con perdón-, cómo pasa el tiempo. Ya estamos en el Hotel El Pilar, 65 plazas reservadas desde agosto, un autobús y tres o cuatro coches. La previsión meteorológica es óptima para el sábado, aunque el temporal de principios de semana hará que encontremos nieve bastante abajo. Podemos hacer el viernes una excursión previa como calentamiento -y secreta criba-, por una Aigüeta de La Ball con todas sus galas otoñales. Las últimas consignas para el día D se concretarán durante la cena?

Hemos renunciado a la loca idea de intentar sacar de sus cuarteles de invierno los autobuses de Ballibierna como habíamos pensado en un principio, subiremos el nuestro a La Besurta. Nos aseguramos a través del Ayuntamiento y el Parque Natural de encontrar abierto el acceso a partir del Hospital de Benasque ?si bien durante el día acabaría regulándose, debido a la gran afluencia de visitantes favorecida por el buen tiempo.

Seremos por fin una recua de veintisiete ?por lo menos si hay pelea, tenemos las de ganar- y saldremos juntos aunque seguro que terminamos bastante desperdigados. Sólo están previstos dos reagrupamientos generales, para almorzar y en la cima, por lo que las cuadrillas que se vayan formando deberán ser autónomas, ya se dijo que lo de las correas hay que practicarlo en casa. El despertador a las 5, y desayuno con el portero de noche de El Pilar, en medio de esa especie de estrapalucio contenido que precede a las ascensiones noctámbulas. La idea es empezar a andar de 6 a 6:30 por no ir mucho rato a oscuras, pero teniendo en cuenta también que el margen de luz en estas fechas, de 7:30 a.m. a 8:00 p.m. es ya un poco estrecho.

Al menos igual de estrecho que el espacio que dejan los coches aparcados para que un autocar de 55 plazas dé la vuelta en el plan de La Besurta. Mientras maniobra en la oscuridad rodeado por un corro de frontales ?no todo el mundo lo lleva, por cierto-, alguien sonríe al recordar el explícito cartelito que algún dependiente aburrido colocó hace un tiempo en el chiringuito que abre aquí en verano: ?NO HAY SERVICIOS; Y DESDE AQUÍ NO SE VE EL ANETO?.

A estas horas, la verdad es que ni el Aneto ni tampoco muy claro el arranque del camino a La Renclusa, un tramo llano inicial entre bosque abierto y pradera, a veces lo más difícil es encontrar un buen punto de partida. Pero el presi, que con algún ayudante se queda a indicar al chófer para que pueda girar, confía en nosotros: ?Hala, ir tirando p?arriba, que luego os cogemos?. Menos mal que llegamos enseguida a las primeras lazadas empedradas de subida al refugio, para no minar ya tan temprano la moral de una tropa que por ahí detrás va demasiado callada para ser tan numerosa, no se sabe muy bien si por sueño o por esa sensación de estar afrontando un pequeño reto. En el grupo hay una notable mezcla de veteranía y juventud, desde los catorce de Guillermo hasta los de la cincuentena, quien ha subido al Aneto media docena de veces, quien lo hizo hace veinte años, quien se enfrenta a su primer tresmil?

Paramos poco en La Renclusa para no enfriarnos, y al seguir, todavía de noche, perdemos rápidamente los hitos: en lugar de bajar al pequeño llano que hay a continuación del refugio, con una marcadísima senda que luego se va perdiendo entre pequeñas barreras rocosas, nos hemos desviado a la izquierda, acercándonos demasiado pronto a la cresta de Los Portillones. Por este terreno algo más penoso de la cuenta, en el que además empieza pronto la nieve, volvemos poco a poco el camino correcto. Ganamos metros a algunos frontales más altos, a la vez que empezamos a intercalarnos con grupos que nos alcanzan.

Poco después de amanecer, transitamos ya por un terreno mixto de roca húmeda y nieve muy endurecida por la pisada: no tiene sentido guardar por mas tiempo los crampones. Y un poco antes del Portillón Superior cometemos el segundo -y último- despiste del día, típico también de esta ruta y de nuevo por no perder unos míseros metros de desnivel: en lugar de ganar el portillón en ascenso por una característica vaguada previa, nos encaramamos por la izquierda ?de nuevo- hasta el mismo filo de la cresta, por donde el avance es más lento y termina en un engorroso destrepe de 6 ú 8 metros hasta el portillón. El presi, con los rezagados, va por supuesto por debajo y llega antes -por algo es el presi. Al otro lado de la cresta, almorzamos todos juntos al sol.

Los veteranos lamentan cuánto ha retrocedido el glaciar desde aquí, como enseguida comprobaremos al atravesar la extensa morrena lateral, cubierta de nieve semidura que esconde todavía algunos huecos cerca de los bloques. Por encima del glaciar se camina mejor con crampones, aunque tal día como hoy no son imprescindibles. El glaciar está ya muy cubierto, sólo son visibles las grietas mayores, rodeadas por una enorme huella que para evitarlas sube prácticamente hasta el collado del Medio y luego gana en suave descenso el de Coronas. A partir de ahí, hace un bucle largo para alejarse de la umbría base de la punta Oliveras, donde se encuentra la mayor pendiente (25-30º) y la nieve helada a veces de este tramo.

La antecima está hoy bastante más concurrida que la cima: el Puente de Mahoma parece practicable aunque extremando las precauciones ?luego nos comentarían que el día anterior estaba más helado y no pasó nadie. La nieve dura cubre las repisas, por lo que es necesario vigilar el centro de gravedad y aferrarse con las manos más de lo habitual a unos pilones de granito tan firmes y aéreos como siempre y, por suerte, secos. No tenemos muy claro si en estas condiciones los crampones son una ayuda o un impedimento, y hay por otra parte grupos con guía y cuerdas instaladas que entorpecen el tránsito. Por lo que respecta a nuestro pequeño ejército, cada cual decidió por si mismo si pasar o no ?con calma y mucho cuidado-, aunque todos consideramos un éxito la ascensión hasta la antecima.

Aparte de este pequeño y famoso tramo de cresta -capaz con nieve de complicarle la vida a cualquiera-, del glaciar ?desnudo hielo gris en septiembre, posibles puentes de nieve sobre grietas en verano-, y de la inquietante posibilidad de no encontrar el paso clave del Portillón Superior ?sobre todo de subida, incluso con buena visibilidad-, esta vía normal, subestimada a veces de tan trillada, tiene un cuarto peligro nada despreciable: subir al Aneto requiere un esfuerzo, y bajar también.

La dureza física y psicológica de la bajada por la incómoda ladera de los portillones, viendo allá abajo el refugio de La Renclusa casi tres horas antes de llegar a él, es una trampa cuando la condición física no es buena: escalones rocosos, pequeñas canales y pasajes horizontales expuestos con nieve, proclives siempre al temible tropezón si las fuerzas flaquean. A pesar de las horas de sol, los crampones seguían siendo tan recomendables aquí ese día como por la mañana.

Nuestro grupo se estiró como era de esperar más de dos horas. La inquietud no desapareció del todo, ni corrió la cerveza libremente, hasta la llegada de los últimos, ya con el candil y cerca de las ocho, pero sin problemas. Comiendo lo necesario para evitar la ?pájara?, a su ritmo y con paradas, step by step, chino-chano. La gente de club engaña a veces, algunos no parecen ni muy templaos ni muy flamencos, pero aquí todo el personal se entrena. Menos mal, además la montaña nos ha cucado esta vez un ojo.

Arriba dejamos una placa conmemorativa como contribución a la basura cimera pirenaica, podíamos decir, eso sí, pequeña y de granito para no desentonar, pegada con silicona debajo del pedestal de la virgen mirando a Salenques. Seguro que un cramponazo -esperemos que involuntario- la arranca pronto, pero ahora que conocéis su pequeña historia, ya nos contaréis si todavía está cuando paséis por allí?


Participantes: Pedro y Pablo, Manolo, Paco, José Mari, Fortea, Ramón, Angel y Guillermo, Sonia y Javi, Carlos, Miguel, Antonio, Raquel, Esperanza y Alfonso, Joaquín, Tomás, Amparo y su hermano, Javier, Pilar y el pariente de Pilar, el forestal, el de la cabeza rapada y un servidor.

Llegando al Portillón Superior: los de abajo van por mejor camino...

Distintas imágenes de la subida

Junto a la virgen, adornada para las fiestas y con chuzos de hielo horizontales

De vuelta de la cima, otra vez el puente de Mahoma

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