Descripción, causas y remedios
El infierno blanco
Desde que éramos pequeños hemos oído hablar de los aludes, pero la verdad
es que no les prestábamos mucha atención. Conforme hemos ido creciendo
y nuestros objetivos alpinísticos se han ido ampliando, nos hemos dado cuenta
de que en invierno existen más peligros de los que a priori pueda parecer.
Son los aludes, un peligro objetivo que debemos saber prevenir.
Seguidamente, explicaremos un poco su naturaleza, pero lo que debéis hacer
en todo momento es informaros del estado y cantidad de la nieve y comprobarla
sobre el terreno.
Existen unos boletines de previsiones donde se indican las zonas con el
índice de peligrosidad de cada una de ellas.
Causas que desencadenan aludes
Las pendientes
Las pendientes más propicias para la formación de aludes suelen
estar entre los 20º y 45º de inclinación. Esta inclinación
suele ser un poco mayor en pleno invierno y un poco menor en primavera, dependiendo
de la altura que alcance el sol en el horizonte. Una zona con bolas de nieve,
por pequeñas que sean, caídas desde una parte superior es signo de peligro.
La cantidad y calidad de la nieve
Lógicamente, contra más cantidad de nieve acumulada, más
probabilidad de que se desencadene un alud. En muchos lugares existen unos palos
metálicos pintados de color verde en la base, naranja en el medio y rojo
en la punta, que indican la cantidad de nieve. Así por ejemplo, si sólo
vemos el color rojo de ese palo, eso nos indica que el peligro es alto.
Cuando la nieve ofrece diferentes grados de cohesión también es signo de un
peligro inminente, por ejemplo nieve polvo y seca en la base y dura y de costra
en la superficie. Esto da lugar a roturas entre las diferentes capas.
Una manera de hacer una comprobación sobre el terreno es hacer un simple
agujero con el palo del esquí y comprobar su cohesión. Cuanto más
fina es la capa de discontinuidad, el riesgo es mayor.
El resto de nieve en las ramas de los árboles nos indica que existe posibilidad
de aludes de gran cantidad de nieve reciente.
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Formación lateral de la placa |
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El viento
El viento juega
un papel muy importante en la formación de aludes; se encarga de transportar
la nieve , reducir el tamaño de los copos, y acumularla en lugares, donde
se forman unas placas con muy poca cohesión con el suelo.
Estos lugares suelen estar a
sotavento, es decir, a refugio del viento
dominante. Por así decirlo, en la otra cara de donde sopla el viento.
Ten en cuenta que el 80% de los aludes se forman a partir de estas placas de
viento.
Los collados a sotavento suelen ser unas zonas peligrosas.
Temperatura
La temperatura se comporta de manera complicada en la formación de aludes.
Podemos decir, por lo general, que a mayor temperatura mayor riesgo de aludes,
aunque no es del todo cierto, ya que si durante el día, el total de la nieve
se ablanda y por la noche se hiela (nieve primavera), el riesgo a primera hora
de la mañana es bajo.
Por otro lado, una temperatura excesivamente fría dificulta la compactación
de la nieve.
Tipos de aludes
Se clasifican en función del tipo de nieve que los forman. Existen tres categorías principales:
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Formación de placa en collados |
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Polvo
Se suelen producir después de las nevadas. Producen un efecto parecido al de
un aerosol, muy peligroso, ya que dificultan la respiración.
Si el relieve les obliga a pasar por un "cuello de botella" en su
recorrido, pueden alcanzar velocidades de hasta 300 km/h después de este cuello
de botella, produciendo una onda explosiva muy destructiva. Esta onda queda
por encima del suelo por la que se aconseja tirarse y taparse inmediatamente
boca y nariz con cualquier prenda.
Placa
Rotura y desprendimiento de una capa de nieve. Esta placa se puede comportar
de muchas maneras: bajar entera, romperse en pedazos, dar lugar a un alud de
nieve polvo o pasta. Cuando esta placa deja al descubierto el terreno se dice
que se ha formado un alud de fondo.
Pasta
Se da en nieves en estado de fundición. Es típica de primavera.
Es un alud que está sumiso al relieve de la zona y sigue un itinerario
evidente. Se desplaza entre 20 y 40 Km/h. Acumula mucha nieve en el punto de
llegada, lo que nos debe servir para prevenir otro nuevo alud.
Precauciones
- Conoceremos
las condiciones meteorológicas antes de nuestra llegada.
- Conoceremos las condiciones nivales generales de la temporada.
- Trazaremos itinerarios por el interior de valles o laderas planas.
- Evitaremos las zonas más convexas y concavas.
- En las zonas de peligro iremos con la mochila solo con un asa cogida y un
pañuelo en las vías respiratorias.
- En la ascensión o descenso, trazaremos itinerarios por las zonas
de máxima pendiente.
- Caminando evitaremos flanqueos y buscaremos las crestas.
- Llevaremos un ARVA, una pala y una sonda SIEMPRE.
- Evitaremos salir después de nevadas, viento o lluvia intensa.
- Acabaremos de andar antes del mediodía en primavera, o con tiempo muy caluroso.
Modo de actuar ante un alud
Si se disponen de
arvas seguir las técnicas de
rastreo que se describen en la otra página.
Si no se disponen de estos aparatos, intentar localizar a las víctimas
lo más rápidamente posible mediante las sondas, los palos de esquí
o similar. Para ello nos organizaremos entre el equipo de rescate para rastrear
la zona donde creamos que se puedan encontrar las víctimas. Buscar ayuda
lo más rápido que sea posible. Vigilar que no se produzca otro
alud. Delimitar de alguna forma el área donde se ha producido el alud.
Como se suele decir:
"La montaña no se va a mover de sitio." Siempre se puede ir al
mismo lugar en otra ocasión si las condiciones no son favorables.
Este tema os puede parecer un poco distante e improbable. A mí también
me lo parecía hasta el día que me vi involucrado en uno de ellos.